La deuda del Banco Central superó los $3,7 billones y ya representa el 10% del PBI
Pesce licitó $210.000 millones en Leliqs y desarmó el equivalente a USD 86 millones. Advertencias por el crecimiento de la deuda cuasifiscal.
Economía / 17.06.2021 | 00:05
El Banco Central emitió este martes $8.627 millones al reducir su stock de Leliqs, por lo que en su poder tiene en sus arcas $2,062 billones que aspiró mediante Letras de Liquidez. Por ellos, deberá pagar en los próximos 28 días unos $60.260 millones. Y además, mantiene un stock de pases pasivos por otros $1,640 billones que también deberán pagar intereses en los próximos días. Así, en total le debe al sistema bancario $3,702 millones, lo que representa prácticamente 37.000 millones de dólares (a tipo d cambio oficial) de pasivos remunerados o 10% del PBI.
El número prende alarmas porque se trata del nivel de Lebacs que llegó a acumular Sturzenegger antes de que los inversores se dieran vuelta y se desatara la primera corrida contra el dólar de 2018. Y porque todos los meses hace que el Banco Central erogue más de $80.000 entre intereses de pases y Leliqs. Solo de Leliqs en lo que va del año se pagaron $317.245 millones y por eso es necesario achicarla.
Advierten una bomba de Leliqs: El Central gasta más de $80.000 millones por mes en pagar intereses
Esta deuda que el Banco Central mantiene con los bancos para evitar que los pesos desborden en inflación no van ni al sector privado ni tampoco al Tesoro, aunque la idea del Gobierno es que gradualmente se vuelquen en la economía, principalmente mediante un cambio gradual en las preferencias de los inversores, que poco a poco vuelvan a prestarles al Estado y a los privados a más largo plazo.
Al fin y al cabo, para que la bola de pasivos remunerados -no solo de las Leliqs, sino también la de los pases- deje de ser una preocupación es necesario ralentizar su crecimiento, que en las últimas cuatro semanas due en dólares del 3,5%. O bien conseguir que los activos del Banco Central suban mucho más rápido, algo que de la mano de la compra de reservas se viene verificando en los últimos meses. Si se toman los datos al 10 de junio -último valor disponible- en cuatro semanas las Reservas Internacionales subieron 4,1%.
Por lo pronto, desde octubre -medidas en moneda fuerte- las Leliqs se mantienen estables, mientras que los pases se aceleraron a partir de febrero.
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Para achicarla, lejos está de las posibilidades o de las intenciones del Gobierno el cancelarla con dólares contantes y sonantes como hizo el Banco Central de Uruguay en marzo de este año que recompra sus Leliqs (allá llamadas Letras de Referencia Monetaria) con dólares de las reservas al tipo de cambio que quiere sostener y frena cualquier presión devaluatoria. Fue lo que intentó hacer Sturzenegger primero y Caputo después con los dólares del FMI y no les funcionó.
En cambio, en el Gobierno apuestan al pase gradual de los bancos primero y -de los ahorristas después- de las Leliqs a activos del Tesoro. La señal ya la dio el Directorio de la autoridad monetaria la semana pasada cuando permitió que parte de los encajes bancarios se constituyeran con un bono del Tesoro al 2022.
Y aunque un sector del Gobierno puso sobre la mesa la posibilidad de implementar un mini plan Bonex que canjee las Leliqs por bonos de mayor plazo, en el Banco Central consideran que eso, de forma arbitraria, sería una locura porque detrás de cada peso depositado en sus arcas mediante Leliqs hay un ahorrista que a fin de mes querrá cobrar su plazo fijo. Si se les quitara la liquidez de corto plazo a los bancos, los damnificados serían los ahorristas.
En cambio, si se bajara la tasa de interés para suavizar el ritmo al que crecen las Leliqs, entre analistas y economistas del Gobierno estiman que lo primero que sucedería sería que los bancos no usarían esos pesos para prestárselos a las empresas. En su lugar, trasladarían la baja de tasas a los depositantes, que huirían en manada hacia el dólar paralelo u otros activos de refugio. Esto haría subir fuertemente la brecha cambiaria, desatando fuertes expectativas de devaluación y recalentando la inflación.
De hecho, en el Banco Central estarían más tranquilos si hubiera un mercado de capitales capaz de actuar como canal de desagote del exceso de liquidez hacia otros activos. Las empresas podrían tomar deuda directamente en la Bolsa, colocando cheques y bonos privados. Sin embargo, este proceso es lento; incluso si en 2020 la capitalización de pymes creció un 100% respecto de 2019.
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Y también podría financiar al Tesoro para que no le pida al Banco Central que le financie el déficit. De hecho, este es el núcleo de la gestión financiera de Guzmán: la normalización de la tasa de interés en pesos.
Pero mientras este canal aliviador no esté robusto, el temor es que los pesos desborden hacia el dólar paralelo o hacia los precios. Y aunque a tipo de cambio paralelo, los pasivos remunerados del Banco Central equivalen a 22.500 millones de dólares, lo cierto es que el poder de fuego de las reservas líquidas es mucho menor y no bastarían para evitar una devaluación, ni para ponerle freno a la inflación.
Los consultores, en cambio, apuntan a que para desarmar la bola de Leliqs es clave atacar su origen: el déficit fiscal. Si el gobierno no hubiera "echado mano a la maquinita", el Banco Central no debería estar aspirando pesos mediante Leliqs. "Esta deuda no es igual a cualquiera. Acá cuando el Banco Central no la puede pagar, emite más pesos. Así que el riesgo es más inflación. Y ese riesgo básicamente se materializa cuando los depósitos de los ahorristas en plazos fijos no crece tanto como las Leliqs, que son su contrapartida. Por eso, lo que se puede hacer para contener su crecimiento es dejar de emitir. Es contabilidad básica", dijo a LPO el economista Gabriel Zelpo de la consultora Seidó.
"La inflación lo que hace es licuar la misma emisión inercial para pagar los intereses de las Leliqs. Lo que importa acá es cómo crece en comparación con el crecimiento real de la demanda de dinero y, sobre todo, que no haya una caída abrupta de la demanda de pesos. O sea, todo shock puede afectar a la sostenibilidad en general, como ser una ruptura con el FMI como pide una parte de la alianza del Gobierno, pero sin llegar a tanto, una ‘fiesta' electoral que repita la emisión de 2020 puede ser suficiente", agregó.
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